El otro día visité el Centro del Lobo Ibérico en Puebla de Sanabria (Zamora) y mientras observaba a aquellos fascinantes animales me percaté que su forma de comportarse difería en algunos aspectos de los perros con los que yo trabajaba a diario como adiestrador canino.
De regreso a mi casa la idea de plasmarlo en un artículo me fue rondando la cabeza. Ayer lunes me metí de lleno en la vorágine del trabajo con unos y otros perros, dejando aparcada dicha idea. Y ahora, justo cuando la noche cae sobre el lugar donde vivo, me hallo sentado enfrente del ordenador, acariciando una tecla tras otra y dispuesto a darle forma a lo que en estos momentos bulle dentro de mi cabeza. Bueno pues, queridos amigos de EquipoCan, no me voy a extender más. ¿Queréis conocer las diez claves de por qué un perro NO es un lobo? ¡Pues ahí van!:
- El perro busca activamente la interacción con las personas y disfruta de ella. El lobo huye del ser humano y jamás se acercaría a él.
- El perro ladra y ese ladrido es parte de su repertorio comunicativo. El lobo raramente ladra y apenas significa nada dentro de las señales comunicativas que utiliza.
- Cuando un perro no sabe resolver un problema busca a su dueño para que la ayude a resolverlo. El lobo jamás haría esto porque tiene miedo a las personas y no hace nada por comunicarse con ellas.
- Al perro, si le enseñas, permite que manipules su comida o le retires su comedero. El lobo jamás permitiría que alguien le quite su comida, es más, ni siquiera dejaría que te acercarás a ella.
- El perro tiene una gran facilidad para aprender multitud de conductas y habilidades (sentarse, acudir a la llamada, dar la pata, etc). El lobo difícilmente aprendería esto.
- El perro vive en un grupo social, del que forma parte las personas, perros, u otros animales que conviven con él, y dentro de ellos la dominancia juega un papel secundario. El lobo vive dentro de una manada y dentro de ella la jerarquía y la dominancia desempeña un papel predominante para la convivencia.
- El perro rara vez se enfada con nosotros. El lobo puede enfadarse (y de hecho lo hace) con cualquiera que ose disputarle su estatus o intente romper las reglas de la manada.
- El perro es muy hábil interpretando nuestros gestos. El lobo carece de esa capacidad.
- Los perros se aparean con todas las hembras que puede y es frecuente que una misma hembra sea montada por varios machos. En una manada de lobos se solo se aparean las pareja alfa, es decir, los jefes de la manada.
- Los perros juegan nosotros. Los lobos solo juegan con otros lobos.