Por: Jesús Barbero. Adiestrador canino profesional.
“No. Por ahí no. Mejor vamos por aquí. Ahora no, Pipo. Otro día te dejo que saludes a ese perro. ¡No muerdas la correa! Que ya es la tercera que rompes en una semana”. Probablemente algunos de nosotros hayamos pasado por una situación similar cuando paseamos a nuestro perro por la calle.
¿Por qué se frustran nuestros perros?
Enseñamos a nuestros perros a ser valientes, a superar dificultades pero no les enseñamos a renunciar y a resignarse. Que entiendan que no siempre pueden conseguir lo que desean y no pasa nada por ello. Es conveniente potenciar y desarrollar las capacidades de nuestros perros para que sepan renunciar por sí solos sin frustrarse, a aceptarlo con naturalidad.
¿Y qué podemos hacer nosotros?
- Entrenarles para mejorar las capacidades para que puedan la frustración cuando ésta aparezca.
- Enseñarles a descargar y a disipar la emoción que genera la frustración.
- Cambiar mediante unos ejercicios la emoción negativa que activa la frustración por la positiva que genera el juego.