Por: Jesús Barbero. Adiestrador canino profesional.

“No. Por ahí no. Mejor vamos por aquí. Ahora no, Pipo. Otro día te dejo que saludes a ese perro. ¡No muerdas la correa! Que ya es la tercera que rompes en una semana”. Probablemente algunos de nosotros hayamos pasado por una situación similar cuando paseamos a nuestro perro por la calle.

¿Por qué se frustran nuestros perros?

Enseñamos a nuestros perros a ser valientes, a superar dificultades pero no les enseñamos a renunciar y a resignarse. Que entiendan que no siempre pueden conseguir lo que desean y no pasa nada por ello. Es conveniente potenciar y desarrollar las capacidades de nuestros perros para que sepan renunciar por sí solos sin frustrarse, a aceptarlo con naturalidad.

¿Y qué podemos hacer nosotros?

  1. Entrenarles para mejorar las capacidades para que puedan la frustración cuando ésta aparezca.
  2. Enseñarles a descargar y a disipar la emoción que genera la frustración.
  3. Cambiar mediante unos ejercicios la emoción negativa que activa la frustración por la positiva que genera el juego.